Editorial – APOYO A LAS FF.MM.

Los recientes atentados contra la población civil en Colombia han generado
una gran preocupación tanto a nivel nacional como internacional. En los últimos meses, se ha observado un alarmante incremento en la violencia perpetrada por grupos armados ilegales, afectando gravemente a diversas comunidades en todo el país. Los medios de comunicación han registrado un incremento del 36% en las acciones de los grupos armados ilegales en Colombia durante el primer trimestre de 2024, afectando cerca del 20% del total de municipios. Los delitos cometidos por estos grupos incluyen asesinatos, secuestros y reclutamiento infantil, lo cual ha generado un clima de miedo y desconfianza
en algunas regiones. Los atentados contra los oleoductos ponen en riesgo la integridad de los miembros de las comunidades vecinas, afectan gravemente el medio ambiente y amenazan el abastecimiento de
combustibles. La quema de vehículos de carga y de buses de pasajeros deteriora la estabilidad económica de algunas zonas del país. Indefensos ciudadanos han sido víctimas de las crueles minas antipersona
que siembran los grupos armados en regiones como el departamento de Bolívar. El Ejército ha señalado la creciente amenaza que representan estos grupos en todo el territorio nacional. El accionar delictivo de estos actores armados ilegales afecta severamente las economías de las regiones afectadas, al tiempo que permite que se fortalezcan actividades como el narcotráfico y la minería ilegal. Los esfuerzos permanentes de la Fuerza Pública han evitado un mayor crecimiento de las actividades ilícitas, pero se requiere que todos los ciudadanos estemos alineados con esta causa institucional. El 2024 ha sido particularmente desafiante, pues los grupos armados organizados, representados principalmente por
el ELN y por las disidencias de las Farc, se han ensañado con la región occidental del país, generando un ambiente de miedo y desconfianza entre la población. Aunque las Fuerzas Militares y la Policía Nacional han intensificado los controles territoriales, así como las actividades de combate al narcotráfico y destrucción de maquinaria utilizada en minería ilegal, los grupos ilegales tratan de adaptarse y de encontrar nuevas maneras de realizar sus actividades ilícitas. En este momento todas las fuerzas vivas de la Nación deben apoyar a las instituciones de seguridad, para lograr derrotar a los grupos armados ilegales, que han encontrado en el secuestro y la extorsión sus principales argumentos para amedrentar a la población y generar temor y desconfianza.